Erase una vez en un país fantástico en el que había una chica de ojos azules y pelo moreno que siempre llevaba un sombrero rojo, llamada Lillie. A Lillie le encantaban dos cosas, ayudar y comer olivas. Un día su amiga Ana hizo algo que no debía robó un huevo de fenix. La pobre se quedó maldita porque una bruja le lanzó un hechizo: martes trece el día de la mala suerte a media noche se convertiria en madera.Entonces Lillie
se enteró y quiso hacer algo. Le dijó a la bruja que se cambiaran los papeles Ana y ella. Así fue, Lillie se convirtió en una cabeza gigante de madera, pero de madera de olivo que a Lillie le encantaban las olivas. Ana la llevó al museo Würth y por su valentía los reyes del país fantástico, Don Riquezas y Doña Avariciosa la nombraron: Estatua del Valor.
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