Juanito Caedozo era un niño que estaba cayéndose siempre y
en todas partes, porque siempre llevaba los cordones desatados.
Todas las noches antes de irse a dormir, tenía pesadillas con un monstruo que le echaba un hechizo eterno, pero el no sabía que el hechizo era verdad y era que siempre que se ataba los cordones se le desataban al segundo.
Todas las noches antes de irse a dormir, tenía pesadillas con un monstruo que le echaba un hechizo eterno, pero el no sabía que el hechizo era verdad y era que siempre que se ataba los cordones se le desataban al segundo.
Una noche se encontró una puerta que le llevaba a otro
mundo, cuando entró de repente, le apareció una pistola en cada mano y una
mochila. Se guardó la pistola en la
mochila y caminó hacia un castillo. En cuanto entró en el castillo se cerraron
las puertas y apareció el monstruo de su pesadilla. El monstruo que a veces
perdía la cabeza le dijo:
“sólo se te pasará el hechizo si me das disparándome con la
pistola.”
Para salir de ésta situación, decidió dispararle, pero
falló, así que corrió hacia él y se tropezó, disparó sin querer y le dio. El
monstruo se convirtió en arena y le llevó el aire.
Así que Juanito no se cayó nunca más.
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